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25 marzo 2024

Cuentos extraordinarios de Poe

En la Feria del Libro de Madrid del año pasado me compré un buen montón de libros gordos, incluyendo un recopilatorio de relatos de Lord Dunsany (que ya me he leído), uno de Lovecraft (de los que probablemente he leído casi todos ya), otro de Sherlock Holmes (pendiente aún) y otro de Poe. En el caso de Poe son cuentos cortos recopilados por Edimat Libros, y no incluyen ni su novela La narración de Arthur Gordon Pym ni sus poemas, como el famosísimo El Cuervo.

Lo cierto es que ya me había leído algunos de estos cuentos hace muchos años y estoy casi seguro de que también la introducción de libro, obra de Félix Duque. Lo que me lleva a pensar que este libro o algún otro similar ya lo leí hace tiempo, probablemente sacándolo de la biblioteca municipal de Coslada. La introducción del señor Duque me sigue pareciendo muy interesante, ya que es todo un tratado sobre la vida de Poe y te ayuda a poner en perspectiva muchos de sus cuentos. Ah, y estoy seguro de haber leído antes Los crímenes de la calle Morgue porque en su momento le reventé el final a mi hermano sin darme cuenta, porque pensé que se lo había leído completo y no, iba por la mitad del cuento cuando lo comentamos xD.

Lo cierto es que he tardado bastante tiempo en leerme todos estos cuentos porque he aprovechado sobre todo la hora de dormir para ir leyéndolos, y en más de una ocasión me he quedado frito mientras lo hacía. Pero al fin lo he terminado, y me apetece dejar un par de líneas comentando aquellos que me han gustado especialmente. Ojo, puede que haya pequeños destripes sobre el contenido de los cuentos, pero a ver, tienen más de un siglo antigüedad, así que entiendo que a estas alturas si no los habéis leído es porque no habéis querido :D. Sin más, os los voy poniendo, ordenados de menos interesantes a más interesantes (para mí). Hay un total de 37 cuentos en el recopilatorio, pero los que no os ponga será porque no me han impresionado demasiado.

  • El pozo y el péndulo. Un clásico de entre los cuentos de Poe, que habla de un hombre condenado a muerte por la Inquisición y encerrado en una habitación con diversas trampas mortales, incluyendo la del pozo y el péndulo que dan nombre a la narración. Creo que lo que más me gusta es cuando por fin el condenado logra ver lo que hay en el pozo... pero Poe no lo describe. Solo habla del horror que siente el hombre al ver lo que hay allí abajo. Creo que es muy efectivo porque al final eres tú el que piensa en lo más horrible que pueda haber, sin verlo.
  • Manuscrito hallado en una botella. Un hombre viaja en un barco que queda a la deriva hasta que una especie de enorme barco negro lo embiste y hunde y el náufrago termina vagando por el extraño barco. Sus habitantes no lo ven y él vaga perdido por la extraña nave. ¿Son fantasmas? ¿Hombres malditos? No se sabe cómo termina la historio de este hombre (suponemos que mal) porque todo esto lo encontramos en un manuscrito que lanza en una botella al mar. Me gusta mucho la sensación de horror que Poe transmite con respecto a las tormentas, el mar y el extraño barco maldito y sus habitantes. Creo que Poe transmite muy bien el horror del mar, como en otro relato suyo del libro, Un descenso al Maelström o en su novela de La narración de Arthur Gordon Pym
  • El corazón delator / El gato negro. Pongo estos dos cuentos juntos aunque son dos narraciones diferentes. Sin embargo, me sorprende que tienen una estructura muy similar: el protagonista comete un crimen, esconde a su víctima tras una pared o bajo el suelo y está a punto de librarse de la policía... hasta que o bien el gato negro o el latido de un corazón termina desvelando el crimen. Creo que el gato negro me gusta un poquito más porque no queda claro si hay algo de sobrenatural en el gato que delata al criminal o si son todo imaginaciones suyas y todo lo que sucede se puede explicar racionalmente. Pero hay que admitir que El corazón delator es un cuento mucho mejor escrito, más conciso y que va más al grano. Curiosamente, El gato negro se publicó con posterioridad. En ambos casos, los protagonistas son personas claramente perturbadas, y es interesante asomarse a su locura y a las justificaciones que dan para sus actos.
  • La verdad sobre el caso Valdemar. El señor Valdemar se ofrece a participar en un experimento: ser hipnotizado en el momento previo a su muerte. Y el señor Valdemar muere, pero parece que no lo está del todo. Y cuando al fin se le despierta de su hipnosis, semanas después... la muerte se abate sobre su cuerpo de forma fulminante. He de confesar que el final de este cuento me dejó impresionado.
  • La máscara de la muerte roja. Otro cuento clásico de Poe, en el que la peste (la «Muerte Roja») del título arrasa una ciudad, mientras los nobles se divierten en una fiesta interminable en el palacio del gobernante. Sin embargo, al fin la Muerte Roja se cuela en la fiesta, personificada en un ser de apariencia humana y todos mueren de forma horrible. Lo importante de este breve cuento no es tanto lo que nos cuenta sino cómo lo hace. El ambiente de la extraña fiesta, las campanadas del reloj que aterran a los asistentes o el modo en el que todos mueren al final le da a todo un aire como de sueño o, más bien, de una pesadilla provocada por la fiebre
  • Metzengerstein. Una historia de dos familias de señores feudales enfrentadas. Una de las familias parece destruir a la otra pero de pronto aparece un caballo infernal que puede ser el espíritu del señor asesinado o un espíritu de la venganza. Al fin, el otro señor feudal termina cabalgando a la muerte en el extraño caballo. De nuevo, una narración llena de atmósfera, esta vez con un elemento sobrenatural mucho más evidente que en otros cuentos de Poe.
  • Eleonora. Una narración en la que el protagonista se enamora de su prima (una cosa muy común en las historias de Poe) y en la que nos cuenta cómo viven juntos en un paraje idílico, hasta la muerte de Eleonora (también una cosa muy común en sus narraciones). Creo que lo que más me gusta de esta narración es el ambiente decididamente onírico de la historia. Siendo como soy muy fan de Lord Dunsany, este tipo de atmósfera no podía sino gustarme.
  • Berenice. Otra narración con otro protagonista obsesionado con una prima que también muere, pero esta vez mucho más siniestra, sobre todo por la obsesión del protagonista con los dientes de su prima. En cierto sentido, parece un preludio de La caída de la casa Usher.
  • Ligeia. En este cuento también hay una mujer que obsesiona al protagonista, y también hay una muerte (la muerte, siempre presente en Poe, y en tantas ocasiones, la muerte de una mujer). Sin embargo, en esta ocasión hay dos mujeres que mueren, y la historia habla sobre la trasmigración de las almas. El final está muy conseguido, porque aunque lo ves venir, se va describiendo con lentitud y maestría.
  • La caída de la casa Usher. Uno de los cuentos más famosos de Poe trata sobre una estirpe maldita, un hermano posiblemente enamorado de su hermana que (sí, efectivamente) muere, y sobre cómo la muerte les termina llegando no solo a él sino también al gran caserón en el que habitan. La historia la cuenta un amigo del señor Usher que le visita y es testigo de la caída de la casa Usher, entendiendo que es tanto la familia como la propia casa. Un narración romántica, tenebrosa y que en cierto sentido condensa gran parte de lo que es Poe.
  • El escarabajo de oro. Después de tantas historias sobre primas o hermanas muertas, es refrescante encontrar un cuento en el que de lo que se habla es de la búsqueda de un tesoro. Y un tesoro enterrado por un pirata, para más inri. Es un cuento de investigación que no desentonaría si lo protagonizara Sherlock Holmes o algún otro detective privado.
  • Los asesinatos de la calle Morgue. Y si el El escarabajo de oro parece ser un precursor de las historias de detectives, ¿qué decir de Los asesinatos de la calle Morgue? En este caso el protagonista es Auguste Dupin, probablemente el precursor tanto de Holmes como de Poirot y el resto de detectives privados. Los asesinatos de la calle Morgue son el primer cuento policial en el que se investiga un asesinato, y Poe vuelve a usar al personaje en dos narraciones más, El misterio de Marie Rogêt y La carta robada, que me parecen menos interesantes, pero que también muestran la capacidad de análisis de Dupin y, por tanto, de Poe.
  • El rey peste. Creo que lo que más me gusta de esta narración en el que dos marineros visitan un sórdido sótano donde vive el rey peste del título es la descripción de los acompañantes del mismo: parecen los miembros de una secta, o la representación humana de los siete pecados cardinales. No desentonarían nada en una partida de rol sobre seres mutantes adoradores del Caos ;).
  • Los anteojos. Confieso que me divertí mucho leyendo este cuento. Puede que no sea el más famoso de los cuentos de Poe, pero trata sobre un hombre que se enamora de una mujer locamente, hasta el punto de huir con ella para casarse en secreto. Y de cómo la historia da una vuelta completa cuando el protagonista acepta usar anteojos por petición de su amada. Y es que, aunque no lo había hecho antes por pura coquetería, lo cierto es que al final se descubre que ve menos que un topo.
  • El hombre consumido. Otro cuento divertido que habla sobre un soldado que parece perfecto en todo: admirado por hombres, deseado por mujeres y al que el protagonista trata de conocer mejor. El final del cuento, en el que el protagonista visita al soldado y el estado en el que lo encuentra me parece a la vez macabro y divertido.

Obviamente, yo no soy un crítico literario y no me considero capaz de determinar lo que es bueno y lo que no. Igual estoy dejando fuera de este listado cuentos que son mejores que los que he seleccionado. Así que tomadlo únicamente como narraciones que a mí me han gustado o impresionado. Si alguno tenéis algún relato preferido de Poe y queréis mencionarlo en los comentarios, sois más que bienvenidos.

Saludetes,
Carlos

21 marzo 2024

Anochece que no es poco (escenas 1 a 7)

Como ya sabéis, desde hace ya casi un año estoy jugando una partida de Sombras Urbanas con mi grupo rolero habitual. Os escribí una introducción a la partida en junio del año pasado, y desde entonces las cosas han avanzado bastante. Como ya no había quien se aclarara con tanto PNJ y tanta intriga, me vi obligado a ordenar mis notas y ponerme a escribir las escenas para que no se nos olvidara a ninguno lo que habíamos hecho... ¡empezando por mí!

Lo cierto es que está siendo una partida realmente divertida. La última vez que jugamos tuvimos que parar un momento porque nos estábamos partiendo de risa (con los albañiles de Mika Tepes excavando túneles bajo la iglesia de la Virgen de la Caridad). He de decir que, como sospechábamos, seria, lo que se dice seria, no nos está saliendo la partida. Pero tiene sus cosas y he de decir que en esa misma partida, al terminar, recibí un aplauso de los jugadores por cómo se había ido todo hilando y cómo había terminado. La escena nos quedó brutal.

Vaya por delante un aviso: estamos jugando en una ciudad que existe en el mundo real, Villarrobledo. Pero la Villarrobledo de nuestra partida incluye todos los tópicos sobre el mundo rural que se nos han podido ocurrir, y más. Aunque sea una localidad albaceteña, hemos metido barracones con inmigrantes tipo Mar de plástico, todos los habitantes del pueblo son caricaturas de gente del pueblo y, si veis las imágenes que voy a poner para ayudar a visualizar las escenas, observaréis algunas caras conocidas. Sobre todo en este último caso, que quede claro que las caras son un punto de partida para crear al personaje, pero que luego ya estos van evolucionando y adquiriendo su propia personalidad e idiosincrasia.

En fin, lo dejo dicho sobre todo para que nadie me denuncie y me chape el blog, pero bueno, nos arriesgaremos. Total, ya nadie lee blogs, así que espero que esto pase desapercibido.

Antes de empezar con las escenas, os recuerdo la premisa del juego: Avelino Vinuesa tiene un taller mecánico en la plaza mayor del pueblo. Es un hombre sesentón que está pensando ya en ceder el negocio a su sobrino o a su sobrino-nieto. Lo que pasa es que Avelino no solo es mecánico, sino que en su juventud también cazaba monstruos y fabricaba cachivaches que mezclaban tecnología y magia. Y su obra más importante es una cruz de hierro forjado que se puede ver desde su taller, en la plaza del pueblo. Es cruz evita que los seres sobrenaturales entren en el pueblo y líen de las suyas (a menos que él les de permiso). Y cuando comienza la aventura, resulta que algo sucede que le lleva a Avelino a sospechar que la cruz, su legado, está comenzando a fallar.

Los otros personajes jugadores son Joel Marshall, un norteamericano forrado que tiene visiones y terribles pesadillas y que se ha instalado en el castillo del pueblo (nuestra versión del Villarrobledo Fantástico tiene un castillo). Y también tenemos a Marcial Barral, el hijo del cacique del pueblo, que parece que le ha vendido su alma a un diablo (o incluso a El Diablo) a cambio de conseguir fantásticos poderes. Al padre Kim (exorcista papal) le conoceremos más adelante, porque al comenzar la partida era solo un PNJ. Y al quinto personaje, el General Moisés Rojo García lo conoceremos en la primera escena... el día de su segundo entierro.

Escena 1 - El entierro del general

El General Moisés Rojo García fue un héroe del bando nacional durante la Guerra Civil. Lo capturaron los rojos en la batalla del Ebro y lo fusilaron, y hasta hace poco su cuerpo descansaba en el Valle de los Caídos, como un HÉROE. Sin embargo, por culpa de la Ley de Memoria Histórica, ha habido que sacarlo de allí. Se le va a volver a enterrar en Villarrobledo, en el panteón familiar de la familia Rojo (ellos prefieren que los llamen García), y el que va a oficiar su segundo entierro va a ser su propio hijo, el padre Gervasio Rojo, un hombre de 93 años que solo era un niño cuando su padre murió.

En el entierro se encuentra la flor y nata de la alta sociedad villarrobletana, encabezada por la alcaldesa Doña María de los Remedios (del PP, claro), el Teniente de la Guardia Civil Máximo Perfecto, el empresario Don Marcial Barral (el hombre más rico del pueblo), el Concejal de Festejos Don Manuel Vitorino (también es el dueño de la ganadería que lleva su apellido) y el Concejal de Urbanismo Don Armando Berrendero (también es el dueño del casino del pueblo).

Una de las personas presentes en la ceremonia es Joel Marshall, un norteamericano que le ha comprado el castillo a Don Marcial. Se ha hecho bastante amigo del padre Gervasio, que le deja investigar en los archivos de su iglesia. Mientras Joel observa la ceremonia se da cuenta de que a su lado hay un hombre extraño. Y un poco insustancial. Ese extraño hombre resulta ser el fantasma del General Rojo, ¡que observa su propio ataúd! Joel comienza a hablar con el General. Al principio piensa que es una visión (o un efecto colateral de lo que se está fumando) pero al fin admite que está hablando con un fantasma. Sin llamar mucho la atención de nadie, le anima a irse con él del cementerio.

El General se va con él, pero antes de hacerlo descubre en un coche a una mujer que observa la ceremonia desde fuera del cementerio. Y le parece reconocer a Esperanza, la espía del bando nacional que fue su amante durante la guerra. El General trató de salvarla cuando la capturaron los rojos, pero cayó en una trampa y lo fusilaron. Cuando le pregunta a Joel quién es, el norteamericano le responde que Doña Esperanza, la directoria del colegio privado Ciudad de Bucarest, un internado para estudiantes ricachones.

NOTAS:

  • Tengo que destacar la interpretación de Roberto, el jugador que lleva al General, porque consigue partida tras partida que todos nos hagamos más de derechas, simplemente viendo su patriotismo a prueba de bombas, su amor a España y su insistencia en Hacer Villarrobledo Grande De Nuevo. Lo suyo sí que es una interpretación genial de Fascismo del Bueno.
  • Lo curioso es que tampoco desentona mucho, porque todo el mundo en Villarrobledo es un poquito conservador. Al menos en nuestro Villarrobledo.

Escena 2 - En el taller de Avelino

El General y Joel se reúnen con Avelino en el taller de este último. También está allí Marcial Barral, pero no el padre, sino el hijo, que ha vuelto hace poco de la Gran Ciudad (Albacete) de terminar sus estudio. Avelino se preocupa bastante al ver al General. No tanto porque sea un fantasma (no es el primero que ve) sino por el hecho de que haya podido manifestarse en Villarrobledo. Eso solo puede significar que su Cruz está funcionando mal. La Cruz la fabricó a martillazos hace muchos años, le inscribió las runas apropiadas y le lanzó las salmodias necesarias para evitar que lo seres sobrenaturales entraran en el pueblo. ¡Algo debe estar pasando!

Aunque el tema de la cruz no es el único problema. En el bar que suelen frecuentar, el Guzman III, se dice, se cuenta y se rumorea que la ganadería de Don Manuel Vitorino está sufriendo problemas económicos. Y, peor aún, que alguien que vive con los subsaharianos que trabajan en el campo (y viven en barracones en las afueras), una especie de líder suyo, está controlando la prostitución en el pueblo. Y peor aún, se dice que a algunas de las chicas que traen para ejercer la prostitución se las lleva este hombre luego al Ciudad de Bucarest y que de ahí ya no vuelven...

Avelino se dispone a averiguar qué es lo que está pasando con su cruz, así que coge su Nissan Vanette y unos cuantos cacharros de los suyos y se marcha con Joel a investigar por el pueblo. Marcial no les puede acompañar por que ha quedado con su padre. Y el General... bueno, al General no hay forma de echarlo, porque aparece y desaparece a voluntad y parece que les ha cogido cariño.

Mientras viaja con la Vanette, Avelino le explica a Joel que de la cruz salen varias líneas de energía invisible que forman un campo de protección por el pueblo, y que van a seguirlos a ver qué está pasando con ellos.

Notas:

  • Erekíbeon es el jugador que lleva a Avelino. He de decir que consigue imprimirle un carácter muy de pueblo, poniendo voz de señor mayor, haciendo aspavientos y, cuando todo falla, sacando la escopeta. En partida, claro. En partida.
  • Los rumores son algo que se hace al principio de cada partida de Sombras Urbanas. Introducen nuevos frentes en la partida, pero lo cierto es que conviene no hacerlo siempre porque se terminan abriendo demasiadas movidas. En nuestro caso los rumores siempre los interpretamos como conversaciones entre el notario del pueblo, Don Guillermo, y el dueño del bar Guzmán III, Mauricio Guzmán. Si queréis saber de dónde hemos sacado los nombres, buscad las series Colegio Mayor y Aída.
  • El concepto de líneas de energía que salen de la cruz lo sacamos de las «líneas ley» que se supone que son corrientes de energía mágica que existen en el mundo.

Escena 3 - Las ruinas de la iglesia de San Bartolomé

Joel, Avelino y el General van siguiendo una de las líneas de energía hasta llegar a la iglesia de San Bartolomé, una iglesia cerrada y clausurada desde hace años. Cuando Avelino examina el lugar se da cuenta de que la línea de energía que debería llegar hasta aquí se está desviando hacia otro lugar. En apariencia, se dirige hacia el Casino, que no está muy lejos de la iglesia.

Ya que están en el lugar, Avelino examina la iglesia, y encuentra unas extrañas marcas en las piedras. Son marcas de canteros, aunque también parecen signos de masonería. Y el caso es que no son muy antiguos, sino que parecen haberse grabados recientemente. Los anotan antes de marcharse.

Justo cuando se están yendo, Joel tiene una visión de las suyas, en las que ve la iglesia de San Bartolomé consumida por las llamas.

Nota:

  • En este punto hemos metido un poquito de la mitología que dice que las iglesias y las catedrales de la Edad Media las construyeron cofradías de masones que tenían conocimientos secretos sobre arquitectura sagrada.
  • Las visiones que tiene Joel, interpretado por mi amigo Diego, son cosas que se inventa algunas veces él y algunas veces yo, dependiendo de las tiradas. He de decir que Diego es un jugador astuto al que no le importa meterse en líos. Y sus visiones suelen servir para meternos en líos a todos.
  • San Bartolomé siempre ha estado relacionado con los Templarios. Hace muchos años visité con mi mujer la iglesia de San Bartolomé que se puede visitar en el cañón del río Lobos, en Soria

Escena 4 - En Mataderos Barral

Mientras el resto del grupo visita San Bartolomé, Marcial se va a visitar a su padre a los Mataderos Barral, una gran nave de despiece industrial de ganado que está en las afueras, y una de las fuentes de ingresos principales de la familia Barral (aunque sus negocios están muy diversificados). La relación entre Don Marcial Barral (padre) y Marcial Barral (hijo) no es la mejor que podría existir. El hijo se fue a estudiar ADE y Derecho, como debe hacer un hombre de bien, pero al regresar al pueblo su padre no parece muy dispuesto a compartir la administración del negocio familiar.

En la tensa conversación que tiene lugar en las oficinas de Don Marcial (desde donde se puede ver el interior de la fábrica a través de un ventanal), Marcial se da cuenta de que su padre trata de sonsacarle sobre su relación con Don Eusebio, el director de la Caja Rural que le otorgó sus poderes. Marcial hijo esquiva como puede el tema y al fin su padre llama a Paquito, el comercial del matadero, y les presenta, para que Paquito le vaya enseñando el negocio a Marcial.

Paquito está encantado de hacer buenas migas con Marcial hijo, porque a ver, el padre no va a vivir para siempre.

O sí...

Notas:

  • La relación entre Don Eusebio y Marcial es uno de los pilares de la partida. Don Eusebio no puede entrar en Villarrobledo y Marcial sospecha que es por la Cruz de Avelino. Y el caso es que Marcial quiere librarse de la influencia de Don Eusebio, pero no sabe cómo lograrlo. Lo que tiene claro es que está atrapado entre la espada y la pared.
  • Luis, el jugador de Marcial, lleva tiempo navegando entre las misiones que le pide Don Eusebio, que debe cumplir, y su propia agenda para hacerse con el control de Villarrobledo. Todavía no sabemos cómo acabará la cosa.

Escena 5 - La cripta de la iglesia de la Virgen de la Caridad

El mejor lugar para investigar sobre masones y la historia antigua de Villarrobledo son los archivos de la iglesia más antigua del pueblo: la de la Virgen de la Caridad. Joel ya ha podido entrar allí gracias a que Don Marcial Barral (padre), el hombre que le vendió el Castillo de Villarrobledo donde vive, también le presentó a Don Gervasio, el cura. Joel y Avelino visitan la iglesia y obtienen permiso de Don Gervasio para investigar en los archivos.

En la cripta de la iglesia, donde hay docenas de manuscritos y documentos, Joel y Avelino descubren cosas muy interesantes. En primer lugar, que los masones fundaron el pueblo en la Edad Media y que uno de esos masones se llamaba precisamente Marcial Barral. Y observando los registros de nacimientos y defunciones que hay en la iglesia se dan cuenta de que siempre ha habido un Marcial Barral en la familia. Estudiando las fechas de las muertes de estas personas se dan cuenta de que siempre mueren cuando su nieto, también llamado Marcial, cumple los 18 años. Joel tiene la impresión de que eso no puede ser casual.

Notas:

  • El personaje del padre Gervasio lo interpreto como un señor muy, muy mayor, y algo senil. El que lleva la voz cantante en la iglesia es su segundo, el padre Jonathan Omar, un hombre de 87 años que está esperando su oportunidad para heredar la iglesia. Porque, a ver, el padre Gervasio no puede vivir para siempre. O sí.

Escena 6 - La visita a Esperanza

El General se dispone a visitar a Esperanza en el colegio Ciudad de Bucarest. Se manifiesta en el interior del colegio y se enfrenta a la mujer, descubriendo que es la misma Esperanza que él conoció, que no ha envejecido nada en todos estos años. Es un encuentro tenso entre los dos antiguos amantes. Esperanza se ha mantenido joven de algún modo extraño y en su conversación ambos juegan al gato y al ratón, tratando de no revelar demasiado el uno sobre el otro.

En la noche que murió, el General trató de salvar a Esperanza, que había pasado al otro lado del Ebro para espiar a los republicanos. Pero el General fue capturado y fusilado. Su fantasma aún se manifiesta con el uniforme que tenía en el momento de morir (con los agujeros de bala) y lo único que lamenta es que lo mataron sin su pistola y sin ella Moisés se siente desnudo.

La conversación termina cuando el General se marcha, mientras Esperanza se rié de él. Se volverán a encontrar.

Notas:

  • La conversación entre los dos amantes fue una escena bastante tensa entre Roberto y yo. Creo que fue bastante chula
  • Esperanza es una vampira, igual que muchos de los niños pijos que estudian en su internado

Escena 7 - Un mensaje de Don Eusebio

La cara de Don Eusebio se manifiesta en un cajero automático de la Caja Rural y de él sale un sobre. El banquero ordena a Marcial que le lleve el sobre a Jordi Ferrusola, un pariente del ganadero Don Manuel Vitorino. Marcial obedece la orden, pero antes de entregarle el sobre a Jordi lo abre y lo lee (estrictamente hablando, Don Eusebio no le ha dicho que no lo haga). En el sobre descubre que hay órdenes y documentos para Jordi en el que Don Eusebio le ordena que ayude a Mamadou, el líder de los subsaharianos que viven en el pueblo. Marcial cree que este Mamadou puede ser la persona que está llevando prostitutas al Ciudad de Bucarest.

Después de cerrar el sobre, Marcial se va con su 4x4 hasta las afueras, a un almacén donde se encuentra con Jordi. Está acompañado de un par de mozos del pueblo, pero la conversación se pone un poco tensa cuando Marcial le dice a Jordi que haría bien en no fiarse ni de Don Eusebio ni de Mamadou, que están metidos en temas turbios. Jordi no se toma bien el consejo y sus compañeros se convierten en hombres-toro, grandes y fuertes. Jordi también, aunque él no parece tan grande.

Al ver eso, Marcial se transforma también en un hombre bestia y consigue impresionar a Jordi. Marcial se marcha y los taurántropos se quedan pensando en lo que les ha revelado sobre Don Eusebio.

Notas:

  • Cuando decidimos crear una facción de hombres lobo en Villarrobledo llegamos a la conclusión de que el lobo está bien, pero que el toro es algo mucho más español. Así que en Villarrobledo no hay licántropos, ¡hay taurántropos!
  • El poder principal de Marcial es convertirse en una bestia infernal. Su transformación nunca es igual a la anterior, pero siempre son monstruos como los que interpretaba el actor Paul Naschy en sus películas de terror

Conclusiones

Y hasta aquí hemos llegado por hoy. Nos quedan como mínimo hasta la escena 18 para terminar la primera temporada, y después seguiremos con más escenas, porque en estos momentos estamos aproximadamente en la escena 26, y la cosa parece que va a seguir durante bastante tiempo. Aunque es evidente que hay mucha guasa en todo lo que jugamos y que gran parte de la diversión es meter a personajes conocidos de la cultura española en la partida, lo cierto es que también hay una trama de hechiceros, taurántropos, vampiros y demonios conspirando los unos con los otros en el pueblo. Y la cosa se va a liar de lo lindo en los próximos episodios.

Estoy deseando leer vuestros comentarios, a ver qué os parece la partida. Ah, y espero que os hayan gustado los dibujos, que no están hechos con una IA, sino con el Microsoft Paint xD

Saludetes,
Carlos

08 marzo 2024

Akira Toriyama y Bola de Dragón

Se ha muerto Akira Toriyama, el creador de Bola de Dragón. No cometeré el error de poner una imagen de él como hice cuando se murió Ray Harryhausen, porque lo mismo dentro de diez años me llega un aviso de que cierre el blog por temas de copyright. El autor ha muerto muy joven, a los 68 años de edad, y deja tras de sí una extensa obra que incluye uno de los mangas shonen más famosos e influyentes de todos los tiempos.

Yo recuerdo haber visto de pequeño Bola de Dragón en la televisión. Una amigo mío con familia en Barcelona me contaba que en Cataluña llevaban tiempo emitiéndolo en catalán y que allí se llamaba Bola de Drac, y que a él le flipaba. Este no era el primer manga que yo veía, pero hay que admitir que me enganchó desde el primer momento. Debían ser finales de los 80 o principios de los 90, y las aventuras de Goku y Bulma en busca de las Bolas de Dragón que concedían deseos me tuvieron pegado a la pantalla muchas tardes. Creo que mi parte preferida de la serie siempre fue la inicial, en la que cada episodio contaba una aventura y Goku y sus amigos se encontraban con todo tipo de seres extraños. En esos primeros episodios había combates pero también mucho sentido del humor. Cuando la serie fue avanzando comenzaron a aparecer los torneos, que al principio me fliparon mucho y luego me aburrieron bastante. Es decir, estaban bien, y eran espectaculares, que es lo que realmente llama la atención de este tipo de manga. Pero yo prefería las aventuras de Goku entre torneo y torneo.

Algo que me llamó mucho la atención fue que Goku se hizo mayor, se casó y tuvo hijos. La verdad es que es algo a lo que no estaba acostumbrado para nada, porque normalmente los protagonistas de series de dibujos animados no hacen nada tan revolucionario como crecer y hacerse adultos ;). En algún momento tuve que darme cuenta de que la saga había cambiado y que ahora estaba viendo Bola de Dragón Z, que son las aventuras de Goku adulto, pero en su momento creo que pasé de ver un episodio con Goku siendo un retaco bastante redondete a convertirse en un adulto joven.

De la saga de Bola de Dragón Z también disfruté bastante. Recuerdo que aquí los enemigos se iban haciendo cada vez más fuertes y poderosos: recuerdo la aparición de Vegeta y los superguerreros, la lucha contra Freezer en el planeta Namek (que probablemente fue la batalla que más me gustó), la lucha contra los Androides, contra Célula, un par de torneos más... en fin, que la cosa siguió y siguió, aunque yo recuerdo que me bajé del carro más o menos cuando llegó el enfrentamiento contra Bu. Ahí creo que ya me había aburrido ver meter a Goku ostias cada vez más grandes. No tengo muy claro qué hubo posteriormente, salvo que me parece que en un momento dado a Goku le convierten en niño de nuevo, hay más torneos, hay una lucha contra campeones de otros universos, etc.

No he llegado a revisitar la serie después de tantos años, y sospecho que me gustaría sobre todo en la parte de Goku niño. O quizá hasta la parte de Freezer. También es posible que la viera solo por nostalgia, pero ¿quién sabe? La recuerdo como una serie divertida y con humor. Aunque es probable que a día de hoy me saltara un par de capítulos de los de darse de tortas xD. A lo mejor me gustaría más Bola de Dragón GT, que es cuando a Goku le hacen crío de nuevo y viaja otra vez de aventura en aventura.

En cualquier caso, por mucho que yo diga que me terminó aburriendo y tal, es evidente que Bola de Dragón fue un fenómeno no solo en Japón, sino a nivel mundial, incluyendo España. Y tiene sus razones para serlo, porque la animación era muy buena, la historia era divertida, los personajes tenían carisma y nos tuvieron a toda una generación enganchados a la serie. Siento mucho la muerte de Akira Toriyama siendo aún tan joven, y le tengo que agradecer que creara una serie tan divertida.

Saludetes,
Carlos

P.D.: ¿Vosotros también fuisteis (o sois) aficionados a Bola de Dragón? ¿O hubo algún otro manga que os gustara más? Hay que admitir que Oliver y Benji, Ranma 1/2 o Reena y Gaudy también fueron protagonistas de mis tardes de adolescencia y juventud temprana. Y es que las series japonesas tuvieron un auténtico boom en España en aquellos tiempos.

29 febrero 2024

Jugando a ser organizaciones

Llevo un tiempo jugando una partida en Comunidad Umbría al juego Super Space Knights (itch.io), obra de Warbriel y dirigida por él mismo. Está basado en PBTA y en él los jugadores interpretan no a una única persona sino a toda una compañía de una orden de Marines EspaciCaballeros Espaciales, la última esperanza de la Humanidad en un futuro sombrío. La partida (Super Space Knights: Ultima Domain) se está jugando ahora mismo. Hace tres añitos de nada jugamos ya otra partida (Space Knights) con la versión anterior del sistema.

En esta nueva versión del juego hay más tipos de compañías (Asalto, Mágica, Redención, etc.), varios ejemplos de campaña y muchas otras mejoras. Le debo una reseña en condiciones a Warbriel sobre el juego (aunque tengo una de la versión anterior) pero creo que lo más interesante es ver cómo el foco se aleja de las peripecias de caballeros individuales y se va a un nivel de abstracción mayor en el que cada jugador lleva a toda una compañía de bravos guerreros. Estas compañías van perdiendo tropas cada vez que se parten la cara contra los alienígenas y los traidores, recuperan tropas al llegar a planetas aliados, van corrompiéndose y ganando marcas de oscuridad... en fin, es como llevar un capítulo de Marines Espaciales de Warhammer 40K. Las aventuras son realmente campañas militares y de hecho, se sienten como campañas militares a alto nivel, con despliegues de tropas, bombardeos orbitales, sacrificios y engaños. En fin, leed un par de escenas para echarle un vistazo al estilo de juego, creo que os va a llamar la atención.

Mientras preparo esa reseñita, me ha dado por pensar en juegos de rol en los que se lleva a una organización en lugar de a un único personaje, y no me han salido tantos. Hace poco hablaba en un grupo de Telegram sobre Birthright, el escenario de campaña de TSR de los 90 en el que los jugadores interpretaban a líderes de dominios en un país de fantasía. La diferencia principal es que en Birthright cada jugador llevaba a un personaje que lideraba un dominio que podía ser un reino, una compañía comercial o una iglesia de un culto específico (había varias iglesias dedicadas a un mismo dios, algo infrecuente pero muy lógico). A pesar de que había un componente de gestión de dominios, se seguía interpretando a un único personaje.

En Super Space Knights tomas decisiones por toda la compañía e interpretas (si quieres) a sus líderes, sus soldados o quien quieras. Si matan al Capitán de tu compañía o a quien sea, nombras a otro y chimpún. Mientras la compañía no se quede a cero de Tropas (sus puntos de vida), puedes seguir jugando con ella. Y si te la destruyen pero aún quedan compañías en la orden, puedes cogerte a otra y seguir apiolando seres sintientes y bichos por toda la galaxia.

Algo que me parece muy interesante es cómo en este caso estamos jugando a llevar a una organización y, de cuando en cuando, podemos enfocar en las peripecias de caballeros individuales. En la mayoría de los juegos de rol vamos de lo concreto (el personaje) a lo más general (la organización) y nos centramos en jugar aventuras individuales y luego tenemos una fase accesoria en la que mejoramos al grupo. Por ejemplo, a la organización criminal en Blades in the Dark, a la casa noble en Juego de Tronos o la Alianza en Ars Magica.

Siempre me ha atraído la idea de un juego de rol en el que cada jugador lleve a una organización y que en cada aventura se interprete a un miembro de dicha organización. Quizá incluso un miembro distinto en cada partida. Y que el resto de jugadores lleven a sus propias organizaciones con sus propios personajes. Creo que el principal problema aquí sería el de la identificación de los jugadores con sus personajes. Porque no es lo mismo pensar que tienes un personaje al que pueden matar, que no pasa nada porque para la siguiente partida te haces otro, que pensar en que en cada partida vas a llevar a un personaje distinto pero miembro de algo mayor como un culto, una cofradía o una familia de héroes. Dentro de poquito 77Mundos va a publicar Mythras Factions con reglas para llevar a organizaciones de muy distintos tamaños, y tengo interés por juguetear un poco con la idea.

Existe otro juego en el que se podía hasta cierto punto interpretar a una organización: Mindjammer, un juego de ciencia ficción transhumanista, diseñado por Sarah Newton. En este juego se utilizaba el sistema FATE y las organizaciones se definían con una Escala que podía llegar a ser muy grande hasta el punto de que existían organizaciones formadas por millones de seres conscientes, como por ejemplo, el departamento de servicios especiales de la Comunidad de la Humanidad. En Legends of Anglerre Companion, obra también de Newton, existían reglas similares para organizaciones de fantasía, con la posibilidad de ejecutar acciones a diversas escalas como atacar a una organización, espiarla, sabotearla, etc.

El problema básico que encuentro en este tipo de juegos es que es mucho más difícil identificarnos con una organización que con una persona individual. ¿Se sigue jugando a rol si en cada partida interpretamos a una persona distinta? ¿O hemos pasado ya a jugar a una especie de juego de estrategia? A mí me sigue pareciendo que existe la posibilidad de considerarlo rol si interpretamos distintos roles en cada partida, pero me parece que todo se difumina un poco en los extremos. Por ejemplo, en Super Space Knights no le tengo demasiado apego a ninguno de los caballeros individuales, porque sé que pueden cascar en cualquier misión. Y porque los puedo sustituir con la misma rapidez. En cierto sentido, tampoco le tengo demasiado apego a la propia Compañía porque al fin y al cabo puedo hacerme otra mientras no se carguen a toda la Orden (cada Orden tiene 10 Compañías). Esta especie de «desapego» creo que es un pequeño peligro a la hora de interesarte por el juego, aunque es cierto que las partidas me han resultado muy divertidas precisamente porque se juegan a otra escala. Me alegro por las victorias comunales de todo el grupo y temo que en cada misión nos terminen arrastrando por el fango y nos revienten, pero no puedo evitar sentir que no estoy jugando a rol. Ojo, que no estar jugando a rol no es un problema; mientras el juego sea divertido, no me molesta demasiado que no encaje de forma perfecta en una categoría específica.

¿Alguno de vosotros ha jugado alguna vez a un juego de rol en el que haya una presencia tan importante de organizaciones? ¿Creéis que sería interesante un juego así?

Saludetes,
Carlos

25 febrero 2024

Ni dados ni pantallas

Ayer me fui con unos amigos a dar una vueltecita por el centro de Madrid, a empaparme de frikismo, que siempre viene bien hacerlo de vez en cuando. No sé a vosotros, pero a mí me alimenta el entrar en una tienda especializada a echar un vistazo a todo lo que hay a la venta. Ojo, hay muchas cosas que yo no compro prácticamente nunca (manga o cómics, por ejemplo) pero eso no es obstáculo para mirar lo que se cuece en ese mundillo. Al parecer, ¡oh! ¡se siguen vendiendo cómics de superhéroes!

Al fin mis pasos me terminan llevando siempre a mi especialidad friki: los juegos de rol. Últimamente también hay un buen resurgir de los librojuegos, pero con muy buen criterio los tenderos los están poniendo cerca de los juegos de rol, así que los termino viendo bastante juntitos los unos de los otros. En esta pequeña incursión terminé pillando dos libros más de la campaña de El enemigo interior para Warhammer, un librojuego (Alicia, Pesadilla en el País de las Maravillas) y un ensayo sobre librojuegos (Tú eres el protagonista).

Hablando con uno de mis colegas, Alfonso, coincidimos en que había un tipo de producto rolero del que ni él ni yo éramos muy aficionados: las pantallas. Y es algo curioso, porque es algo que las editoriales suelen publicar poco después del libro básico. Entiendo que si lo hacen es porque se vende. Y no niego que muchos directores de juego lo ven como una herramienta no solo útil sino imprescindible para sus partidas. Sin embargo:

  • El arte que suele aparecer en la parte frontal de la pantalla es algo que a la gente le gusta admirar, pero para mí no es algo que me justifique la compra. Por un lado, hay realmente pocas pantallas cuyo arte me parezca realmente bueno. Me gusta mucho el de las pantallas de La Puerta de Ishtar y especialmente, el de la pantalla de RuneQuest 6. Pero es que por lo general a mí siempre me ha llamado más la atención la ambientación de un juego, sus reglas o el modo en el que funciona en mesa que el arte del mismo. No le quito mérito al arte y admito que puede aportar muchísimo a un juego... pero es difícil que el arte me venda un juego. O su pantalla.
  • La utilidad de la pantalla como barrera entre los jugadores y el director de juego nunca me ha parecido necesaria. Es cierto que si tienes notas que no quieres que tus jugadores vean, eso ayuda. Pero es que a mí nunca me ha importado que mis jugadores vean mis notas: si se quieren joder las sorpresas de la partida, allá ellos. Además, yo siempre tengo más orcos/tropas/sectarios a mi disposición, aunque no estén escritos en mis notas ;).
  • Las notas para el director de juego. Si en algún momento me ha servido de algo una pantalla, ha sido para poder consultar alguna regla sin tener que abrir el libro. Para los juegos más sencillos ni siquiera es algo muy necesario, pero entiendo que para propuestas más complejas puede venir muy bien. Por ejemplo, para tener un listado de maniobras de combate en Mythras admito que es útil. Sin embargo, me sienta muy mal cuando he visto en una pantalla de director de juego cosas como listas de equipo o un resumen de la creación de personaje. Porque eso es algo que necesitas en momentos concretos fuera de la partida. Lo que debería venir en una pantalla es algo que te ayude en mitad de la acción. Y como esto por lo general ni siquiera lo puedes ver antes de comprar la pantalla, prefiero no arriesgarme a comprarlo y que me decepcione.
  • El libretito con contenido extra. O la aventura. O lo que sea que venga con una grapita y que le dé un poquito más de utilidad a la pantalla. No todas las pantallas incluyen esto, pero a mí sería algo que me vendería más el producto. Recuerdo especialmente el libro de El Señor de las Runas que venía con la pantalla de RuneQuest (¡el de Joc!). O la descripción de la Ciudad del Lago de la pantallas de El Anillo Único. No es que eso me venda por sí sola la pantalla, pero siempre ayuda. De hecho, es muy difícil que compre una pantalla si no tiene algo así.

Así que al final mis razones son... ummmm... manías, en realidad xD. Pero todos tenemos nuestras manías, y las mías me llevan a dejar siempre la compra de una pantalla para cuando ya no me queda nada más que adquirir de una línea de juego concreta. Y a veces ni eso. Por lo que de verdad que me llama mucho la atención que sea de las primeras cosas que se venden. ¿Vosotros le encontráis utilidad? Por favor, desarrolladme la respuesta en los comentarios :D.

Y para que veáis que se puede ser aún más raro, os diré que no soy nada fetichista para los dados. El mismo amigo que me comentó lo de que no le gustaban las pantallas me dijo poco después, cuando estábamos pagando nuestras compras, que había unos dados superchulos y que nunca había suficientes dados. Y yo es que tengo suficientes dados: un juego de d4, d8, d12, d20, un par de d10 y tres o cuatro dados de seis, y tirando. Es cierto que le tengo un especial cariño al dado de 20 caras con el que dirigí la Gran Campaña de Pendragón y que fue, además, el primer dado de veinte caras que tuve.

Pero es que para mí los dados son una herramienta más, no algo que me guste coleccionar y admirar. Le puedo tener cariño a uno o dos por lo que me recuerdan de las campañas que jugué con ellos. Pero no soy nada fetichista con ellos, hasta el punto de que si tengo que hacer una tirada, cojo el primero que pillo en la mesa y tiro, lo cual me ha ocasionado más de un comentario del tipo «tío, no se tocan los dados de otras personas». Me ha pasado hace bien poquito, dirigiendo Anochece, que no es poco (Sombras Urbanas), ¿verdad, Paco? ;). Y me hace mucha gracia porque para mí los dados tienen la misma importancia que un lápiz o una goma de borrar en una partida.

En realidad, yo es que siempre he sido bastante poco aficionado a tener pósters, dados, cuadros o cualquier otra cosa que no fueran libros. Muchos libros. ¡Montañas de libros! No me compro funkos, no compro miniaturas, y hasta las cosas accesorias a los juegos de rol como pantallas y dados me las compro con cuentagotas. No lo digo con orgullo ni creo que lo que yo hago sea lo mejor. Hasbro comentó hace poco que quería convertir D&D en una «lifestyle brand», que entiendo que es una marca alrededor de la cual definas tu forma de vida, y te compres tazas, camisetas, ropa de cama y hasta preservativos («Profilácticos Cola de Dragón, ¡añade un fuego pasional a tus relaciones sexuales!»). No sé, conmigo creo que lo tienen algo complicado. No solo porque lo que más compro son libros, sino porque de entre esos libros no suelo comprar nada de D&D xD.

Bueno, ¿y vosotros? ¿Sois muy aficionados a las pantallas y los dados? ¿O a otras cosas relacionadas con el mundillo del rol que no sean los propios libros? Tengo curiosidad por leer vuestras respuestas.

Saludetes,
Carlos

18 febrero 2024

Mis personajes favoritos (II): Samuel Brubaker

Iba a llamar a esta entrada «salseo en Brooklyn» porque iba a escribir sobre dos personajes que interpreté en sendas partidas de rol por foro en las que primaba el romanticismo, las relaciones sociales y el salseo infinito. Pero me ha quedado la entrada tan larga hablando simplemente de uno de ellos que he preferido centrarme en él y dejar la historia del segundo en otra ocasión. Después de haberos hablado de mi personaje de Star Trek, toca darse un paseo por la Gran Manzana de la mano de Sam Brubaker.

Birds of Brooklyn

Allá por finales de 2019 me apunté a una partida de rol en Comunidad Umbría. Ya había jugado otras partidas en esta web antes, pero habían sido partidas sueltas a Pendragón, ACKs o El Anillo Único, y lo cierto es que no terminé la mayoría de ellas. Eran partidas muy similares a las que jugaba en mesa, con sistemas de juego con su hoja de personaje, sus combates, sus tiradas, etc. La gran diferencia es que el ritmo era mucho más lento (una partida podía durar meses) y existía la oportunidad de ser un poco más narrativo al jugarla, porque al fin y al cabo, podías escribir no solo lo que decía el personaje y las decisiones que tomaba, sino también sus pensamientos.

La partida de Birds of Brooklyn era distinta. En primer lugar, no había sistema de juego: se trataba de una partida en la que simplemente se interpretaba a un personaje, sin hacer ningún tipo de tirada. Y tampoco estaba ambientada en un mundo de fantasía, sino que transcurría por completo en la ciudad de Nueva York, sin vampiros, ni magia, ni fantasía. La partida giraba alrededor de una cafetería llamada Birds of Brooklyn y los personajes eran los trabajadores y clientes habituales del establecimiento, un poco al estilo Cheers pero sin ser una comedia. La directora de la partida, Ame, lo planteaba como una partida narrativa y romántica, y como una especie de continuación o spin-off de otra partida similar que había ambientado en París llamada Love Bites.

No tengo muy claro por qué me apunté. No conocía ni a la directora ni a ninguno de los jugadores que se estaban apuntado en el hilo de reclutamiento. Supongo que me llamó la atención el concepto y decidí darle una oportunidad. Curiosamente, tenía una idea de personaje que podía encajar: Samuel R. Brubaker. Si habéis leído la entrada sobre Vladimir Vasiliev sabréis que Brubaker (con la cara del actor Rodolfo Sancho) fue mi segundo personaje en la partida de Star Trek que me tiré años jugando. Pero abandoné esa partida y me había quedado con un cierto mal sabor de boca por no haber podido disfrutar del personaje lo que hubiera querido. Así que reutilicé la imagen y el nombre y construí una personalidad nueva para él. Quién sabe, ¡igual era un antepasado del otro personaje! :D

En Comunidad Umbría se suelen hacer hilos de reclutamiento en los que los directores de juego proponen la partida y ofrecen a la gente apuntarse. Como directores que son, tienen la opción de poner las normas que quieran y de aceptar a los jugadores que les apetezca. En este caso, Ame hizo algo curioso: nos metió a la mayoría de los que habíamos mostrado interés en la partida en una pequeña escena individual en la que nuestros personajes se entrevistaban con la dueña de la cafetería, una francesa llamada Sophia Jouvet. Era un modo chulo de cogerle el punto al personaje y ver si encajabas. Yo salí bastante satisfecho de la entrevista, porque pensé que lo había hecho bastante bien, aunque luego me enteré de que había estado a punto de no entrar porque a Ame no le gustó mucho cómo escribía :D. Admito que ahora lo leo y veo que utilizaba demasiado las citas de texto para organizar mis propias respuestas, y que por aquel entonces tampoco sabía muy bien cómo se escribían diálogos en español (con guiones largos, por ejemplo, y con comillas españolas). Pero por suerte, me admitió y así el señor Brubaker, un señor cuarentón, divorciado dos veces, ex-periodista y con algo de experiencia (pero tampoco mucha) en la gestión de un establecimiento de restauración, se convirtió en gerente del Birds of Brooklyn.

Casi todos los que jugaban a esta partida se habían creado personajes bastante jóvenes que se estaban buscando la vida por Nueva York. Mi personaje era el más viejo de todos y creo que pronto conseguí convertirlo en el papi del grupo xD.

Hay que decir que la partida era bastante grande, con muchos jugadores participando a la vez. De media, creo que en cada momento habría de ocho a doce jugadores activos. Los que he puesto en la imagen anterior eran el elenco completo, pero incluso ahí faltan algunos que se quitaron pronto. Como yo no tenía mucha experiencia en este tipo de partidas tan multitudinarias, me sorprendió al principio ver que varios jugadores se marchaban al poco tiempo de estar jugando. Digamos que, aunque les había gustado el concepto general, descubrían que la partida no era para ellos y pedían salirse. Como no había realmente una trama que seguir (no había un objetivo más allá de interpretar a los personajes), simplemente se hacía que los personajes dejaran de aparecer por la cafetería, si eran clientes, o se iban a otros curros si interpretaban a trabajadores. Pronto, sin embargo, se fue creando un grupo de irreductibles a los que nos había gustado el concepto y que nos lo pasábamos bien interpretando las vidas de otros, e interactuando entre nosotros.

Las partidas de rol por foro se organizan por escenas independientes, y no siempre estás presente en todas. El director de juego puede decidir que algunas escenas sean públicas y otras sean privadas, solo para los participantes de la misma. De hecho, os pondría el enlace de la partida, pero no podríais entrar a leer la mayoría de las escenas, porque solo las pueden ver aquellos que participamos en ellas. Esta organización por escenas puede llegar a provocar ciertas «paradojas temporales» porque lo normal es que te abran varias escenas a la vez: una trabajando en la cafetería con varios personajes, otra con otros personajes de fiesta unos días después, etc. Y vas avanzando en estas escenas al ritmo que puedes, esperando en ocasiones a que otros escriban antes de poder responderles. O incluso avisando de que estás liado con la Vida Real y que no vas a poder escribir en unos días y que te pueden saltar el turno. Hay todo un protocolo y unas etiquetas de actuación, una de las cuales es el ritmo esperado: lo normal es que la gente escriba cada dos o tres días, o puede que se indique que hay que escribir dos veces a la semana, antes de los martes y antes de los sábados, por ejemplo. Las partidas con un ritmo más intenso exigen escribir todos los días, pero ya os digo yo, que las he jugado, que eso es bastante difícil de mantener, sobre todo durante mucho tiempo. Esta partida en concreto era de tipo medio y todos escribíamos cada par de días o tres.

Como ya os he dicho, la partida empezó a finales de 2019, así que cuando llevábamos unos tres meses... nos pilló la pandemia. Y en esos meses extraños, los que estábamos jugando nos empezamos a comunicar fuera de la partida usando un servidor de Discord. Incluso en un par de ocasiones montamos una reunión con los micrófonos y nos pusimos voces los unos a los otros. Teniendo en cuenta que había muchos que vivíamos en España y otros que jugaban desde Venezuela o Argentina, era difícil coordinarnos para hablar todo a la misma hora, pero el hecho de estar casi todos confinados ayudó a encontrar huecos xD. Fue un período extraño de nuestras vidas, la verdad.

Yo llegué a hacer muy buenas migas con la directora, y el hecho de que ella interpretara a la dueña y yo al gerente hizo que organizáramos un par de cosas juntos. La partida era suya, pero yo ayudaba en todo lo que podía. Y pronto me di cuenta de que hay un peligro bastante importante en estas partidas narrativas de corte romántico: es complicado en ocasiones separar al personaje del jugador.

Como nos habíamos apuntado a una partida romántica, era evidente que íbamos buscando interpretar romances, salseo y hasta escenas de sexo. Hay una norma en Comunidad Umbría para marcar partidas como reservadas a mayores de 18 años, para evitar precisamente tener a menores escribiendo escenas con sexo, violencia extrema, etc. junto a adulto. El director es el que marca si una partida es para adultos o no, y también se pueden marcar así escenas específicas. Obviamente, una persona puede entrar y mentir sobre su edad, pero eso ya está fuera de la capacidad de gestión de los administradores.

Pronto comenzó a haber emparejamientos en la partida, con personajes que empezaban a tontear, a salir unos con otros, etcétera. La jefa de la cafetería, Sophia (interpretada por la propia directora) comenzó a salir con uno de los empleados, un compatriota francés. Lamentablemente después «cortaron» y fue mi personaje el que empezó a salir con el suyo. Y esto, que tendría que haber sido simplemente un lance del juego, se convirtió en un drama en la vida real: el otro jugador se lo tomó como una traición en toda regla, se quejó en canales de Discord relacionados con Umbría, puso a parir a la directora porque había jugado con sus sentimientos... en fin, todo un drama. Pero el caso es que yo tuve también mi dosis de drama en ese sentido porque mi personaje había estado tonteando previamente con el personaje de otra jugadora y creo que tampoco se tomó bien que me fuera al final con la jefa. Llegamos a intercambiar un par de mensajes por Discord hablando del tema y creo que ahí es cuando me di cuenta de que las partidas «románticas» tenían su peligro; que rechacen a tu personaje es, en cierto sentido, similar a que te rechacen a ti como jugador. Y eso jode. Peor aún; muchos de los que jugábamos teníamos pareja y no queríamos buscar otra en el mundo virtual, sino escribir sobre relaciones. Con el paso de los años me he apuntado a más partidas de este tipo, pero desde entonces me mantengo fuera de grupos ajenos a la partida que se puedan montar por Discord, Telegram, etc. Creo que de este modo es más sencillo separar personaje de jugador.

Las aguas volvieron a su cauce poco después, y los que nos quedamos jugando (y otros jugadores que se incorporaron) seguimos viviendo las aventuras de nuestros personajes en Brooklyn. Algunos jugadores escribían realmente bien y tenían personajes ricos e interesantes con los que daba gusto interactuar. Uno de ellos interpretaba a un músico de jazz llamada Charlie Toussant, que tocaba de cuando en cuando en la cafetería, y mi personaje y el suyo se hicieron muy amigos. Es curioso porque la amistad se forjaba por escribir parecido, responderse en las escenas que compartíamos y disfrutar el uno de lo que escribía el otro. Una partida narrativa de este tipo se parece mucho a tocar jazz: conoces las reglas comunes y tienes el tema inicial, pero luego es una cuestión de improvisación y de encajar con el resto del grupo y hacer algo chulo e inesperado.

Hay otra cuestión importante en esta partida: las escenas de sexo. Yo nunca había escrito una escena de sexo en una partida de rol por foro, y la verdad, es algo que puede dar algo de corte. En un momento dado surgió la oportunidad entre mi personaje y el de la directora y allá que fuimos. Digamos que fue mi «primera vez» en el mundo del rol por foro :D. Y en realidad, fue divertido de escribir, pero también algo difícil, porque no hay tantos sinónimos para «pene» como uno podría pensar. Al menos no muchos que queden elegantes en una narración. Supongo que me faltan lecturas en ese sentido, tengo que darle una oportunidad a Cincuenta sombras de Grey xD. Ame lo puso fácil y creo que al final nos quedó una escena chula. Solo escribimos una escena completa así en toda la partida y aunque volví a escribir escenas sexuales en otras partidas, lo cierto es que a día de hoy prefiero no hacerlo y pasar al «fundido en negro» cuando la cosa se pone caliente. Creo que escribir este tipo de escenas exige un nivel de intimidad con otra persona que no me resulta cómodo, y por otro lado, raramente aportan demasiado a la trama. O lo mismo es que estoy viejo para escribir según qué cosas ;).

Mantuvimos la partida en juego durante algo más de un año, de noviembre del 19 a enero del 21. Ame nos hizo una escena final en la que Sophia resultaba herida en un tiroteo (¡vaya con las partidas románticas!) aunque terminaba recuperándose y la cafetería seguía abierta. Nos dieron la oportunidad de escribir en una escena de epílogo y algunos aprovechamos para escribir unas últimas reflexiones sobre los personajes y, en cierto modo, sobre la partida.

Con todo lo que he escrito sobre dramas fuera de partida y escenas de sexo que ya prefiero no escribir, podría dar la impresión de que no me lo pasé bien jugando esta partida. Pero no fue así. En realidad, la recuerdo como una partida muy buena, con la que aprendí mucho. Aprendí sobre los límites que uno debe ponerse al jugar este tipo de partidas. Aprendí a escribir mucho mejor y me fogueé en los diálogos. Aprendí sobre Nueva York, porque al final llegué a usar el Google Maps para ver dónde estaba la cafetería, dónde vivía mi personaje, cómo funcionaba la red de metro, qué lugares había por los alrededores de Brooklyn, etc.

Y me gustó mucho desarrollar un personaje que no era sino un tipo normal. Un periodista cansado de la profesión que de joven había trabajado con su tío en un restaurante y conocía un poco sobre ese oficio. Un hombre divorciado dos veces, que no había sido siempre fiel. Un padre soltero que tenía que buscarse la vida para poder compaginar el curro, mantener una relación sentimental y ver a su hijo. Un tipo con la cara de Rodolfo Sancho, que me gustaba como actor desde que lo vi en El Ministerio del Tiempo e Isabel y que a día de hoy podría volver a interpretar sin problema, porque al final hay personajes que, de tanto jugarlos, terminas conociendo muy bien. Y no lo interpreté muchos años, pero los meses que hice de Samuel Brubaker fueron intensos dentro de la partida y raros, muy raros, fuera de ella. Esas cosas se te terminan quedando en el corazón.

Después de esta partida hemos vuelto a jugar con Ame otras aventuras ambientadas en el Brooklynverso, con distintos personajes pero también con PNJ que salían en Birds of Brooklyn. Un spin-off de un spin-off, pero igual de divertido. Es cierto que habrá quien considere que una partida sin objetivo, ni sistema de reglas es más bien escritura creativa o teatro improvisado, pero no me importa que el concepto se aleje demasiado de lo que es un juego de rol y se vaya a otros géneros. Para mí siguen siendo actividades relacionadas y que me han ayudado a mejorar mis propias partidas de rol y el modo en el que me enfrento a retos interpretativos. Ahora ya me resulta un poco difícil plantear una partida de rol y no meter algo de relaciones personales entre una matanza de orcos y otra, por ejemplo xD.

Espero que os haya resultado interesante leer sobre otra forma de jugar a rol. En la próxima entrada de la serie os hablaré de Albert Linus (avatar: Berto Romero), y de cómo participé con él en dos partidas que se prolongaron durante más de dos años y que fueron por completo unas sit-com, mucho más centradas en lo cómico pero también ambientadas en la ciudad de Nueva York.

Saludetes,
Carlos

06 febrero 2024

Un solo de guitarra

Llevo desde la semana pasada poniendo un proyecto en producción y está siendo un parto de los largos. El fin de semana curré las dos mañanas mano a mano con una compañera mientras arreglábamos parte de la migración de datos, que había salido mal, buscábamos soluciones a un par de cosas que no tenían mucha explicación, y planeábamos cómo arreglar un par de cosas que no habíamos calibrado bien. Cada uno desde su casa, conectados vía Teams y programando en paralelo. En fin, cosas que pasan de vez en cuando, sobre todo cuando estas en las partes finales de un proyecto informático. Gajes del oficio.

Pero a mediodía del sábado le dije a mi compañera que nos dábamos la tarde libre. Y que el domingo íbamos a hacer lo mismo. Podíamos haber estado currando todo el fin de semana, pero lo cierto es que ya somos perros viejos en estos asuntos y teníamos claro que también había que descansar. Elena y yo llevamos casi veinte años currando juntos y sabemos que al final la cosa saldrá. Que costará, pero que saldrá. Y que luego, mientras tratamos de terminarlo todo bien y ponerle un lacito y darle carpetazo, nos pondrán con otro proyecto que nos sacará de quicio en unos pocos meses. Ojo, que empezaremos el siguiente sin rematar el anterior; es como una ley no escrita de este mundillo profesional.

Así que nos tomamos las tardes del sábado y el domingo libres. Y yo el sábado me fui con la familia a un local a ver tocar a un amigo con su grupo. A él y a su pareja los conocimos en preparación al parto de nuestros primeros hijos (tenemos tres cada uno) y desde entonces hemos sido buenos amigos. Yo sabía que él había tocado en un grupo cuando era joven, pero que lo había dejado porque ya sabéis, la vida, el trabajo, los niños, las responsabilidades...

Y fue solo después de la pandemia que se volvieron a juntar. Parece mentira que hayan pasado ya casi cuatro años desde entonces. Y que se nos hayan olvidado muchas de las cosas por las que pasamos por aquel entonces. Pero creo que algo sí que aprendimos: que todo lo que nos gusta se puede ir a la mierda en un momentito y que hay que disfrutar de ello mientras se puede. Mi colega se volvió a poner en contacto con sus excompañeros y reunieron a la banda de nuevo. Y este es ya el segundo concierto al que voy. Miguel, que así se llama, toca la guitarra. Tienen un compa a los teclados, otro al bajo y luego está la vocalista. En este último concierto han incorporado a un quinto miembro de la banda, un trompetista que le da un aire muy de jazz a las canciones en las que interviene. Creo que lo suyo es el rock progresivo, porque alguna vez le he oído hablar de ello, pero lo mismo no lo es; la música no es mi frikismo y admito que no tengo el más mínimo oído para distinguir lo que mola de lo que no. Me dejo llevar por lo que me gusta y ya está.

Al final lo importante, lo verdaderamente importante, es que Miguel toca con su grupo, se prepara sus conciertos, se aprende sus canciones y hasta se marca sus solos de guitarra con una sonrisa de oreja a oreja en lo alto del escenario. Yo disfruto viéndole tocar y no sé si es bueno o es malo. Seguro que gente de la música me podría decir algo tipo «no lo hace mal» o «vaya, pues es bastante bueno» o «sí, bueno, lo importante es que se divierta». A mí me seguiría dando igual; iría a verle siempre que tuviera ocasión y seguiría disfrutando de verle feliz haciendo algo que le gusta.

Yo soy feliz también con mi recuperada partidita de los domingos con el grupo. Nos reímos, desayunamos demasiado fuerte, creamos una partida absurda que no deberíamos contar a nadie ni, desde luego, publicitar en demasía. En muchos aspectos, las partidas de rol son como sesiones de jazz, en las que tienes una serie de instrumentos, una serie de «recetas» pero luego todo es maravillosamente improvisado. Adoro la alquimia que se produce en la mesa de juego. Me río, me flipo cuando una escena queda épica, suelto chistes malos, disfruto desarrollando una actividad que llevo décadas practicando. Hasta se podría decir que no lo hago mal o incluso que soy bastante bueno. Pero bueno, lo importante es que me divierto.

No os cuento nada nuevo, porque después de tantos años escribiendo, me habréis leído un artículo así docenas de veces. Pero creo que está bien recordarlo de cuando en cuando. Somos animales sociales, disfrutamos de realizar actividades en compañía. Es lo que intento trasmitir a mis hijos, y también a mis lectores. Y a mí mismo, que a veces se me olvida. Hay que disfrutar de cada momento y de cada cosa que hacemos. Y admitir que habrá momentos jodidos y que te hundirán. Pero que siempre puedes coger tu guitarra, o tu juego de rol, o tu balón de fútbol y echarte una pachanguita con los colegas. No es necesario ni siquiera hacerlo bien. Es suficiente con disfrutar del momento.

Saludetes,
Carlos